martes, 13 de septiembre de 2011

La costumbre de vivir.

Siempre me levanta la costumbre
de tu respirar en mis oídos,
la rutina de amores tan baratos, tan vacíos.


Me embriagan las rutas ya recorridas de tus labios.
los baches de tus caderas,
y esos pechos que conozco tanto como mis manos.


Esas rimas repetidas que te apegan a mi,
como se pega la boca de un pez en la pecera,
que te digo que te quiero sin la mano en la chistera.


Así cada noche rezo,
quizá a Dios o al Diablo,
Tan solo aquel beso
nos dejo como un par de paganos.


Sentenciados a la hoguera de los modales en la cama,
jugando a ser educados con las luces apagadas.


Dejando nuestro amor de lado sin ganas de reír,
mientras te vas me quedo contigo,
mi yo aprisionado a la costumbre de vivir.
 

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